A diario la sociedad médica se debe afrontar a nuevos desafíos, es por ello que están desarrollando procesos constantemente con el firme propósito de solucionar los percances que se presenten de manera rápida y eficaz. Sin embargo, hay ocasiones a las que los esfuerzos resultan ser insuficientes y es necesario empezar a buscar una solución que aplique única y exclusivamente para el asunto en mención. Es allí cuando se someten a evaluación las tecnologías médicas existentes, ver qué les hace falta y así poder innovar o reinventar los procesos.
Uno de los desafíos por los que estamos pasando en este momento en materia de salud tiene que ver directamente con la expansión de virus que hasta hace poco se creían controlados, tal es el caso del virus del Ébola, una epidemia que empezó a producirse originalmente en aldeas lejanas de la parte central y occidente de África, cerca de la selva tropical.
Se dice que los huéspedes naturales de este virus, o portadores, son los murciélagos frugívoros, de la familia Pteropodidae. Luego este pasó a humanos a causa de la manipulación de especies infectadas, y la forma de transmitirse entre humanos es mediante el contacto de persona a persona, bien sea a través del sudor, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de cualquier especie, humana o animal, infectada con el virus. Lo más complicado de la situación es que aún no se ha podido crear o encontrar una vacuna específica para tratar esta enfermedad.
Diagnosticar a un paciente con esta enfermedad no es tarea fácil, para ello es necesario descartar otras enfermedades que tienen estrecha relación en cuanto a los síntomas y características, sin embargo el Ébola es una enfermedad vírica extremadamente aguda que por lo general no da pié a un diagnóstico temprano (este virus cuenta con una tasa de mortalidad del 90%, es por esta razón que urge su control lo más pronto posible).
Los principales síntomas son presencia de fiebre repentina e intensa acompañada de dolores de cabeza, dolores musculares y de garganta, debilidad, deshidratación por diarrea y vómito, disfunción renal, erupciones en la piel, y en casos muy graves el paciente presenta hemorragias internas y externas. El tiempo de incubación de la enfermedad, es decir, hasta que aparezcan los síntomas, puede tardar de 2 a 21 días.
Teniendo en cuenta lo anterior, es evidente que el diagnóstico oportuno de este virus es sumamente complicado, bien sea por el tiempo que tarda en hacer efecto y por la similitud que hay con los síntomas de otras enfermedades como el paludismo, dengue, fiebre tifoidea, entre otras.
Hasta el momento no hay reportes de brotes o amenazas en territorio colombiano, sin embargo, expertos temen que se propague al resto de continentes.
Este virus ha resultado ser todo un desafío para la comunidad médica, pero las esperanzas de todos están puestas en ellos, pues la única solución en este momento es controlar el avance del Ébola antes de que se propague por el resto del mundo. Una vez se haya podido controlar la situación, habrá que pensar con más detenimiento y evaluar las tecnologías médicas con las que se están trabajando.